Así se preparan las tecnológicas para saber todo lo que ocurre en tu casa

El ritmo al que nos cepillamos los dientes, la ropa que hay en el armario de nuestro dormitorio, el juego de los niños en su dormitorio… Pequeños gestos anodinos que pasan desapercibidos en el día a día. Sin embargo, las compañías tecnológicas también pueden interesarse por ellos. En estos elementos tan analógicos hay datos que les atraen. Quizá, sin que te des cuenta, ya los estén recopilando. Y si no lo están haciendo, quieren conseguirlo.

En el mes de noviembre supimos que Google quería ir más allá en su presencia en nuestro hogar, donde ya está gracias a los dispositivos Google Home y Google Home Mini, que acompañan a otros asistentes virtuales que han ido surgiendo. Según patentes que se han conocido (y que no necesariamente se tienen que convertir en productos al final), la empresa de Mountain View está desarrollando productos para el hogar que monitorizarían nuestros hábitos. Así, la publicidad que nos hacen llegar estaría más personalizada.

De momento, en las patentes se describen sensores y cámaras, que se instalarían en todas las habitaciones y registrarían nuestros movimientos. Y el propósito queda claro al leerlas (Google las publica en su propia página web): “Dispositivos inteligentes que monitoricen actividades […], informen sobre esas actividades y/o proporcionen control de dispositivos inteligentes basado en esas actividades”. Más claro, agua.

Así, podrían saber cómo nos cepillamos los dientes, ese gesto tan anodino que mencionábamos al comienzo. También, si abrimos mucho o poco el armario para cambiarnos de ropa, porque no nos gustan los sucesivos ‘outfits’ que elegimos. Las posibilidades son numerosas, tantas como nos imaginemos.

Por otra parte, los sensores detectarían si una habitación está ocupada o no; y, en caso de que lo esté, por cuántas personas. Y no solo lo haría con sensores de movimiento, sino de sonido (micrófonos que diferencien las voces, y con ello su edad, sexo…), de señales ‘wireless’ o de imagen. Según lo descrito en las patentes, su nivel de precisión sería tal que las cámaras captarían la imagen de una estrella de cine en una camiseta (ellos ponen en el texto el ejemplo de Will Smith), lo conectarían al historial de navegación y enviarían un anuncio a la persona que la llevara cuando la celebridad estrenara una nueva película.

Incluso, proponen una posible frase que nos diría: “Parece que te gusta Will Smith. Su nueva película está en un cine cerca de ti”. Si a ello sumamos que no solo identificarían nuestro rostro o nuestra voz, sino también lo que hacemos (cocinar, elegir ropa, aplicarnos una crema en el rostro…), el nivel de conocimiento sobre nosotros sería asombroso.

 

Así, la patente va más allá y dice que tras escanear nuestro fondo de armario podría asegurar nuestros gustos sobre la moda. Y si esto resulta inquietante, todavía hay más: la tecnología “podría usarse para confirmar una clase social” al registrar “dispositivos electrónicos o automáticos caros”.

Además de nuestros hábitos, también podría conocer nuestro estado de ánimo. Si los sensores de audio son lo suficientemente precisos, la tecnología de Google sería capaz de distinguir gritos, llantos o risas. El sonido de pasos rápidos o de puertas que se cierran con golpes puede significar frenesí o enfado.

¿Es que nadie va a pensar en los niños?

Otro de los productos iría destinado especialmente a monitorizar la labor de los más pequeños de la casa, un rango de edad del que se alerta cada Navidad por los juguetes inteligentes.

De acuerdo a la segunda de las patentes presentadas, los padres podrían saber si los niños han usado palabras malsonantes o si entran en algún lugar prohibido (como un mueble bar o el armario de los productos de limpieza). El producto cambiaría su color para advertir a los niños de que están en una ‘zona restringida’.

 

Esta patente también permitiría a los padres restringir el acceso a algunos sitios web. Ya es posible con algunas tecnologías actuales, que bloquean el acceso a ciertos ‘sites’ en ordenadores de acceso público (bibliotecas, Administración…) o familiar.

Pero no es que las tecnológicas sean compañías benéficas preocupadas por los niños. La segunda patente de Google permite programar metas como pasar menos tiempo con un dispositivo o ahorrar energía a lo largo de la semana que permitirían saber cuáles son nuestros hábitos de consumo.

Mientras estas tecnologías llegan (si es que llegan), cada vez las casas están más conectadas. Dejando a un lado los hogares domóticos (algunas promotoras ya apuestan por construcciones con altavoces para 2019), y aunque tener una ‘smart home’ todavía cuesta, poco a poco nuestras casas se están llenando de dispositivos de las grandes empresas estadounidenses que han conquistado el mundo. A los altavoces Amazon Echo o Google Home hay que unir los termostatos Nest, adquiridos por Google. También, con Google Assistant se puede regular la domótica. Todo lo que hacemos o decimos a las máquinas puede registrarse: las compañías suelen pedir permiso para hacerlo, y ya hemos sabido de casos de micrófonos que grababan cuando no deberían.

De acuerdo con la consultora Sion Market Research, el mercado de la ‘smart home’ tendrá un valor de 53.450 millones de dólares (más de 47.190 millones de euros) para 2022. Según ‘Forbes’, la pérdida de privacidad con esta tecnología o el compartir la información de los propietarios con otras empresas serán algunas de las claves a las que tendrá que enfrentarse esta industria. Por ello, deberemos estar pendientes al futuro, pero está claro que las empresas quieren todos los datos que generemos dentro de la casa. Y que saben cómo conseguirlos.

Patrycjusz Tomaszewski Felkiewicz

Patrycjusz Tomaszewski Felkiewicz

Cerador y Admistrador de P&B Partner Group www.pbluxuryhouses.es

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